Cuatro velas se estaban consumiendo lentamente.
El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo entre ellas.
La primera dijo:
– ¡Yo Soy
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.
‘, ‘
La segunda dijo:
– ¡Yo me llamo Fe! Infelizmente soy superflua para las personas, porque ellas no quieren saber de Dios, o de un ser superior, por eso no tiene sentido continuar quemándome.
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella, y esta se apagó.
En voz baja y triste la tercera vela se manifestó:
– ¡Yo Soy el Amor! No tengo mas fuerzas que quemar. Las personas me dejan de lado porque solo consiguen manifestarme para ellas mismas; se olvidan hasta de aquéllos que están a su alrededor.
Y también se apagó.
De repente entró una niña y vio las tres velas apagadas.
– ¿Qué es esto? Ustedes deben estar encendidas y consumirse hasta el final.
Entonces la cuarta vela, habló:
– No tengas miedo, niña, en cuanto yo esté encendida, podemos encender las otras velas.
Entonces la niña tomó aquella vela, la vela de